
De vez en cuando alguna pierde el ritmo, tiembla, se tambalea y cae al suelo para romperse en mil pedazos.
Entre todas ellas, la más perfecta, la más hermosa y elaborada es la máscara de plomo. Tan bella, tan fuerte y sólida tan maleable y cambiante pero a la vez tan oscura y pesada.Si perdiese el son, si cayese al suelo, no se rompería, pero sería tal el estruendo de su caída que el resto de las máscaras la odiarían.
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